Esconden la sangre bajo una cruel manipulación de las palabras
La calumnia para manchar y aislar a las víctimas y el enaltecimiento a los terroristas como héroes: la mezcla de miedo y propaganda ha distorsionado el bien y el mal. Y algunos compran lo que venden.
Artículo publicado originalmente en El Mundo el 21 de Octubre de 2024.
En Berriozar, municipio navarro de la comarca de Pamplona, gobierna EH Bildu desde hace casi 20 años. Unos vecinos llevan allí honrando la memoria de Paco Casanova, asesinado por ETA, un poco antes, en el año 2000. Realmente no es extraño que la placa que colocaron en su memoria en 2016, a lo que se opuso EH Bildu, fuera arrancada este mes de agosto, en días cercanos al aniversario del asesinato.
Tampoco resulta extraño que EH Bildu se negara a reponerla, ni que el teniente de alcalde del Ayuntamiento haya visitado a sus asesinos en la cárcel o que el «entorno» desarrolle una nueva campaña entre los jóvenes para que animen y apoyen a los que mataron a Paco.
La existencia y persistencia de los llamados Vecinos de Paz es lo raro porque, como en tantos municipios, la mezcla de miedo y propaganda distorsionó socialmente el sentido del bien y del mal. Cuando amenazaban para acobardar o señalar gritaban «zuek, faszistak, zarete terroristak» (vosotros, fascistas, sois los terroristas). La inversión de los conceptos es completa. No eran antifascistas sino matones intolerantes, pero es un tipo de calumnia que mancha y aísla a la víctima desde el punto de vista de la comunidad. Todos los populistas utilizan este tipo de truco.
Desde el poder local obtenido tras domesticarlo a fuego, aspiran al poder con mayúsculas, sin haber condenado su pasado, siendo lobistas de «sus» presos y esperando el momento propicio para la completa reescritura de la historia.
Entretanto, enaltecen a los terroristas como a héroes, por haber sido la punta de lanza de su estrategia de poder. Enaltecen el terrorismo del pasado y su herencia. No ha desaparecido la cartelería en cada rincón con las fotos y elogios de los asesinos. Las manifestaciones con las mismas fotos y elogios. Su papel relevante en las fiestas de cada pueblo, que es donde los niños y niñas comienzan a sentirse parte de la comunidad. El observatorio del Colectivo de Víctimas del Terrorismo (Covite) constata cientos de estos sucesos y eventos cada año.
Y eso sucede, como las pintadas amenazantes hace cuatro meses al recién designado consejero de Interior del Gobierno vasco para avisarle de que no es bienvenido en otro de los feudos de EH Bildu, para que no se le ocurra ayudar a sus compañeros no vaya a ser que tengan mejores expectativas electorales. Mandan ellos.
Y sin embargo, los de Otegi han pastoreado discretamente la alianza de las izquierdas populistas y de los secesionismos en los distintos pactos firmados entre todos ellos, declarando sus intereses comunes, antes y después de 2017 y antes y después de los Gobiernos de Sánchez. Ahora bien, los de Otegi deben sentir que la retórica populista del Gobierno de la nación es irreversible cuando se han atrevido a pedir la ilegalización del Partido Popular en sede parlamentaria.
No, no son progresistas, sino estrategas crueles y sin escrúpulos. Y no es progresista el Gobierno que se apoya en normalizar a EH Bildu, que es lo más podrido de la política española.
Siguen orgullosos de su pasado y van inoculando la sustancia de la discordia y de la mentira sobre el pasado histórico para derrumbar el régimen del 78 en el que, conscientemente, decidieron matar a los que no pensaban como ellos. Resulta atroz que la gran oportunidad se les haya presentado a través de sus antiguos perseguidos.
No han regalado nada, atraviesan el salón de los pasos perdidos destilando, con una sonrisa, el veneno para minar la Constitución del 78. Mientras, una parte considerable de votantes y cuadros de la antigua socialdemocracia permanecen inconscientes e insensibles, porque han interiorizado la retórica que sesga su mirada y blinda sus oídos. Progresismo es la palabra que los salva de la realidad. Fachas es la palabra que los esperaría si abriesen los sentidos al tongo que se representa en nuestro país.
Maite Pagazaurtundúa es escritora, ex europarlamentaria de UPyD y como independiente con Cs (2014-2024), ex presidenta de la Fundación Víctimas del Terrorismo (2005-2012) y hermana de Joseba Pagazaurtundúa, socialista asesinado por ETA en 2003.
Imagen: La muerte y el vendedor, de Mathaus Merian.
"Entretanto, enaltecen a los terroristas como a héroes, por haber sido la punta de lanza de su estrategia de poder. Enaltecen el terrorismo del pasado y su herencia. No ha desaparecido la cartelería en cada rincón con las fotos y elogios de los asesinos. Las manifestaciones con las mismas fotos y elogios. Su papel relevante en las fiestas de cada pueblo, que es donde los niños y niñas comienzan a sentirse parte de la comunidad. El observatorio del Colectivo de Víctimas del Terrorismo (Covite) constata cientos de estos sucesos y eventos cada año (...)": difícil de superar esa 'definición' de abyección. No creo que haya sociedad más abyecta en Europa, y no sé dónde la pueda haber, que el País Vasco, pese a tanta gente excepcional como también lo habita...